En
la Fraga de Coba hay una cueva con la entrada muy escondida. Para saber
donde esta hay que ir a un peñasco (cuyo nombre no recuerdo) y en el
punto que da su sombra justo en el mediodía del día de San Juan, ahí se
encuentra oculta por la espesa maleza la entrada de la cueva.
Se dice que dentro estaba escondido un tesoro. En una ocasión dos hombres se metieron en la citada cueva, y caminaron por ella un buen trecho. De pronto vieron una pared que brillaba, al examinarla comprobaron que era totalmente de oro.
Al mismo tiempo que la descubrieron oyeron un ruido
ensordecedor en el fondo de la cueva, notaron un fuerte olor a azufre y
acto seguido sus antorchas (fachós) se apagaron por efecto de una enorme corriente de aire que incluso los lanzó al suelo.
Uno de ellos apareció magullado al amanecer del día siguiente en medio de un zarzal río abajo ya cerca de Ponte Navea, muy lejos de donde estaba la boca de la cueva por donde había entrado. Este pudo contar lo que les había pasado.
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XOAN ARCO DA VELLA
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