CAPILLA DE SAN CIBRÁN
TOMEZA
PONTEVEDRA
TOMEZA
PONTEVEDRA
Miles de ciudadanos de la comarca de Pontevedra se acercan a la
pequeña capilla de San Cibrán, ubicada en la parroquia de Tomeza, y
disfrutan de la primera romería del año, en la que no falta la rosca de
Pascua, y cumplir con el santo, "como manda a tradición".
María y Dolores son vecinas de Tomeza y aseguran que, cada año, acuden
a la capilla para seguir la misa, aunque no se quedan en la romería.
"Agora imos a comer a casa", decían. La tradición dice que San Cibrán, a pesar de su tamaño -es un santo muy pequeño-, ayuda a sacar el mal de ojo o meigallo. Y ese trabajo se consigue de una forma que resulta original.
El penitente tiene que recoger en los alrededores nueve piedras que, a
continuación, lanzará al tejado de la capilla en cada una de las nueve
vueltas que debe dar al templo. El lanzamiento se hace de espaldas. Si
llega al tejado, la petición se cumple.
Antes nadie se percataba del daño que las piedras ocasionaban en las tejas de la cubierta, pero el cura de Tomeza, junto con la comisión de fiestas, tuvo que tomar medidas después de verse obligado a cambiar el tejado en dos ocasiones. Desde hace unos años, se pone una caja con piedrecitas junto a la puerta de la capilla para que los romeros las utilicen en su penitencia.
"Agora a capela está moi ben", le decía una mujer a su marido que,
como buen profesional, profundizaba un poco más en el arreglo.
"Metéronlle rechapado de roble nas vigas e xa están negras. Dentro de
nada desfanse e quedan as ripias", decía el carpintero observador.
Los romeros en grupos recuerdan cómo era la fiesta hace años, cuando todos aquellos que se acercaban a la capilla tenían que tener mucho cuidado porque una piedra podía llover de cualquier parte. "Cando eu era rapaz, había que ter moito coidado porque as pedras que tiraban eran de canteira", recuerda Manuel.
Entonces, los romeros llegaban caminando a través del monte con la comida en una cesta en la que no faltaba la rosca, la empanada y la tortilla. La bebida se adquiría en los bares artesanales de lona con bancos de madera que llegaban al monte en carros de vacas.
Pero, como todo cambia, incluso las piedras, ahora los romeros llegan en coche hasta escasos metros de la capilla, en donde hay bares que sirven más de 50 kilos de churrasco de cerdo, otros tantos de pulpo o jamón, que se riegan con vino del país, a precios de terraza de ciudad.
También son importantes los carruseles de última moda en donde los más pequeños disfrutaban su último día de vacaciones de Semana Santa.
También en esta ocasión la fiesta introdujo una novedad: la venta de
hierbas milagrosas que, una vez que se pasan por la imagen del santo,
adquieren propiedades curativas.
Al módico precio de un euro, la vendedora entregaba un ramo de romero, laurel, ruda, olivo, mirto y malvarrosa que los romeros pasaban varias veces por la imagen del santo y después se llevaban a casa.
Todos aseguraban que "é moi milagroso" y que debe tenerse guardadito por si pica algún bicho "como los mosquitos", decían.
MAPA
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XOAN ARCO DA VELLA
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