PETROGLIFO PENA DA BRUXÚLA
PUNTA HERMINIA
A CORUÑA
Patrimonio Galego “redescubre” uno de los petroglifos de punta Herminia
Las inscripciones de las rocas suelen ser cruces, que representan a personas o al sol
La catalogan sin fecha. En el monte dos Bicos de punta Herminia, una de las rocas con petroglifos que advertían de la llegada de navegantes europeos se asoma de nuevo a la superficie.
La web de voluntarios amantes del patrimonio www.patrimoniogalego.net, donde cada uno puede alarmar del deterioro de bienes comunes o bien exaltarlos, así lo constata.
Aseguran desde la plataforma que el conjunto de cruces inscritas sobre el granito vuelve a ver la luz debido a los temporales que azotaron la costa el pasado invierno.
El viento y la lluvia se encargaron de destapar lo que forma parte de un patrimonio conocido como petroglifos de punta Herminia y el Polvorín, que no fueron tratados con mimo.
Así lo confirma el historiador Felipe Senén, autor de un trabajo de investigación sobre estos elementos. Y es que muchas piedras con grabados fueron utilizadas no hace mucho por los internos del cuartel como dianas en sus prácticas de tiro.
No recibieron tratamiento alguno de conservación y lo que es peor, el salitre actúa sobre ellas como veneno acelerando su muerte.
Si uno quiere comprobar las huellas del pasado es aconsejable que lo haga de noche cuando el sol no refleja y los dibujos se distinguen mejor.
Senén apunta que hay bastantes grupos en paralelo en el entorno de la iglesia de San José. En concreto, esta piedra fue descubierta por Santiago de la Iglesia en 1897, que es cuando certificó por escrito que la roca en cuestión estaba a 32 pasos de la del “Altar” que atisbó su padre dos años antes y que cuenta también con inscripciones. De 8,60 por cuatro metros y dibujos similares, la Pena da Brúxula sufrió, según fuentes de la web, daños posteriores a causa de un pastor de la zona. Y por ese motivo la enterraron.
El sitio web comenta que contiene nueve figuras cruciformes, que era la manera que tenían los cruzados procedentes del norte europeo de dejar su marca. Senén recuerda que la cruz representa a las personas y también al sol y simbolizan un acto de presencia igual que cuando un grafitero tatúa sobre el cemento su paso por determinada calle o un visitante talla su nombre en un monumento emblemático.
En este aspecto, Monte Alto y la Torre no son las únicas que funcionaron de “libro de visitas” en Galicia. Cuenta Senén que la mayoría de iglesias de peregrinaje pasean estos conjuntos de petroglifos que, en este caso, datan de los siglos XI y XII.
En todo caso, las labras resisten al tiempo sin ningún cuidado añadido: “O mesmo pasa cos escudos das portas de San Miguel e San Carlos”, señala el experto. Si bien antes se les aplicaba una lechada de cal que evitaba su degradación, en la actualidad a ningún gobierno se le ha dado por tratarlos con nuevos sistemas. Abandonándolos a su suerte
MAPA
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Fuente: El Ideal Gallego
XOAN ARCO DA VELLA
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