" OS IRMANDIÑOS "
FOTO: XOAN ARCO DA VELLA
Corre el año de 1465
Por tierras del Antiguo Reino de Galicia, los señores feudales siembran el horror por doquier.
El
siglo XIV es un periodo de crisis en toda Europa, varias epidemias de
peste reducen drásticamente la población, la falta de mano de obra en el
campo unido a varias sequías hace que lleguen el hambre y las guerras.
En Galicia, profundos conflictos sociales darán lugar a las revueltas "irmandiñas".
El
nombre viene de diversas organizaciones o "irmandades" que surgen para
mantener el orden y se van transformando en un movimiento social
antiseñorial.
Los
saqueos por parte de los señores feudales, la opresión, la barbarie
están a la orden del día, los "concellos urbanos" empiezan a reclamar
para Galiza la concesión de la Santa Hermandad, para salvaguardar la
justicia, la paz y la seguridad del reino frente a los señores y a sus
fortalezas.
Y
por fín, llega la carta de Henrique IV para la constitución de la
"Santa Irmandade do Reino de Galiza". La composición social de las
fuerzas irmandiñas es amplia y compleja. Sectores burgueses, letrados y
clérigos, así como miembros de la nobleza media y baja y el pueblo
llano.
Según
las crónicas: "Heran todos ellos gente común e pobre en la vila de
Pontevedra, e así cree que serían los de las otras partes del
reino" "todos eran comidos e fatigados de los dichos señores e
caballeros".
La difusión de la Hermandad fue tal que pronto contaban con un ejército de 80.000 hombres.
Su
objetivo era restablecer la justicia y garantizar la seguridad de las
gentes. En poco tiempo ajusticiaron a gran número de delincuentes,
aplicando una justicia rápida y estricta lo que les dio gran prestigio
entre la población e incluso entre las instituciones oficiales.
Pero
por lo que son más conocidos "Los Irmandiños" es por el derrocamiento y
destrucción de fortalezas bajo el lema de "todos a unha" armados con
herramientas de cualquier tipo. No hay unanimidad en cuanto al número de
fortalezas destruídas pero se calcula entre 140 y 150.
El
rey, deseando disminuir el poder de los nobles no sólo apoya la
Irmandade sino que otorga la concesión a Pontevedra, de la Feira Franca
en 1467, coincidiendo con el levantamiento irmandiño.
Los
nobles, que habían huido a Portugal y a Castilla, se unen en tres
cabezas visibles: Pedro Alvarez de Soutomaior (el terrible Pedro
Madruga), el Arzobispo Fonseca y el conde de Lemos.
Los señores ganan las batallas en campo abierto, pero fracasan el las grandes villas amuralladas.
Fonseca asedia Santiago y finalmente pacta con la Irmandade para recuperar su señorío.
Pontevedra
resiste los ataques de Pedro Madruga y Fonseca y al final acaba
uniéndose a este último cuando pacta con la "irmandade" de Santiago
El último reducto irmandiño, entre los restos de la fortaleza de A Lanzada, en Pontevedra, cae por fin a golpe de lombardas.
La represión es muy sangrienta.
Algo
había cambiado en Galicia. Una auténtica revolución social que hizo que
se pasara de la Galiza de las fortalezas y la nobleza feudal a la de
los Pazos y la hidalguía de aldea.
Pero señores, eso es ya otra historia.
XOAN ARCO DA VELLA
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